TIPOS DE ABONO PARA TUS PLANTAS
Si los seres humanos comemos, de media, tres veces al día como poco, ¿por qué escatimamos en “dar de comer” a nuestras plantas? Bien es cierto que, con el agua que les echamos periódicamente, ya se alimentan de los nutrientes que contiene el H20, pero no es menos cierto que, de vez en cuando, también conviene abonarlas con productos orgánicos o químicos para que tengan un chute de energía extra. En junio, además, es momento de abonar las plantas de flor, plantas verdes de interior, hortícolas y césped.
Si queremos abonar nuestras plantas, tenemos que distinguir entre dos tipos de abonos: los fabricados con materiales naturales, orgánicos, y los químicos, producidos en fábricas e igual de efectivos.
Abonos orgánicos
En el caso de los abonos orgánicos son sustancias de origen vegetal o animal que han pasado un proceso de descomposición, ya sea enterrado bajo tierra o en una compostera. Algunos ejemplos de estos tipos de abono naturales están producidos por excrementos de animales como el murciélago y aves (guano) o de caballo, así como el fabricado con base de lombriz.
Otros tipos de abonos naturales también se pueden extraer de las cenizas de un incendio o de los restos de una barbacoa, del sedimento de los ríos, siempre que estos estén contaminados L o de lodos de depuradora, que contienen una gran cantidad de materia orgánica aunque, ojo, también pueden tener sustancias tóxicas.
Abonos químicos
Por el otro lado tienes todos los abonos químicos que puedes encontrar en las estanterías del vivero de Agrojardín al igual que los sacos de abono orgánico.
Los puedes conseguir habitualmente con dos formas distintas: o bien en pequeñas bolitas que se disuelven en la tierra con el agua cuando riegas las plantas, o de forma líquida, más fácil de asimilar por los vegetales. Eso sí, ten en cuenta que, dependiendo del tipo de fertilizante químico que eches a la planta, tendrás que calcular exactamente la cantidad que le das para que el vegetal no sufra en exceso o muera por intoxicación.