Kakariki, el pájaro payaso
Los kakaria son pájaros procedentes de Nueva Zelanda que fueron documentados de forma tardía, pasados ya los años 70. Desde que se les conoció, ha crecido mucho su presencia entre los amantes de las aves ya que su actividad y su apariencia les hace muy queridos entre los aficionados.
El término kakari en maorí significa lorito. Es un ave confiada, en poco tiempo se acercan a comer directamente de la mano del dueño, lo cual contrasta con la frialdad que suelen presentar algunas aves neozelandesas de la misma familia. Pero también son muy inquietas y sienten mucha curiosidad por todo lo que les rodea, no pueden estar más de un minuto sin investigar, sin brincar, sin moverse, etc. Precisamente, por ese atrevimiento e hiperactividad les vale el sobrenombre de pájaro payaso.
Su alimentación es muy sencilla porque son aves omnívoras. Por lo que además de la mezcla de semillas se les puede alimentar con algunas frutas y verduras. Las naranjas, particularmente, les vienen muy bien ya que son aves propensas a los hongos y este cítrico les ayuda con su ácido. Además, suelen comer insectos, por lo que cuando están en cautiverio se recomienda que se les aporte pequeños pedazos de pollo y proteínas de huevo. Y no hay que tener miedo en darles pipas ya que, aunque son un poco grasas, con el exceso de actividad que tienen a diario, lo queman. ¡Ojo! Conviene situar los comederos en zonas altas para evitar que con sus saltos y movimientos extremos derramen toda la comida.
Es difícil distinguir a la hembra y al macho ya que tienen dimensiones similares. Como los agapornis, los kakarikis forman pareja de por vida. La hembra pone entre 5 y 8 huevos de media, en días alternos, e incuba sola durante 21 días, aunque es habitual que el macho la acompañe. Esta incubación dura unos 20 días. Cuando nacen tienen el cuerpo cubierto con plumón blanco y cambian rápidamente a gris y son alimentados por los padres durante aproximadamente dos semanas. Después, se independizan y a las 7 semanas abandonan el nido.