Claves para los cuidados esenciales del caballo durante el invierno
No importa cuán caluroso o frío sea el tiempo, las necesidades básicas del caballo no cambian a grandes rasgos. La alimentación, la hidratación y el establo son importantes siempre pero lo que sí cambia es cómo le proporcionamos estos cuidados. En la mayoría de climas, el invierno trae consigo varios retos y requiere mayor esfuerzo que otras estaciones, por eso a continuación te damos cuatro consejos para cuidar adecuadamente de tu caballo en la estación más dura del año.
El primer consejo es el agua. Sin duda alguna la hidratación es la parte más importante en la dieta del caballo. Sin una hidratación constante, el caballo perderá peso rápidamente y podrá sufrir cólicos. Probablemente no haga falta decirlo porque en el clima mediterráneo no nieva pero, aún así, la nieve no es una alternativa al acceso constante que debe tener el animal al agua. Para asegurarte de que tu caballo tiene la cantidad necesaria es conveniente comprobar que el recipiente esté lleno y que no se haya congelado -si es que pudiese pasar algo así en la Costa del Sol-. Hay que destacar la importancia de controlar en un principio la rutina del animal pues suelen beber más agua durante ciertos momentos del día.
La segunda recomendación es centrarse en la alimentación. La conocida regla en el mundo equino de alimentar al caballo poco y a menudo cobra mayor importancia en el invierno. La comida no sólo aporta energía al caballo para mantener el calor, también le hace sobrellevar el aburrimiento. Cuanto más frío haga, más alimento va a necesitar el animal, especialmente los caballos mayores, y la forma más segura de que esto sea así es aumentando el consumo de heno. Sabiendo que mucho pienso puede ser perjudicial hay que tener en cuenta ciertos aspectos como la edad, el metabolismo, la cantidad de trabajo que realizan y el tiempo que pasa el animal al aire libre. Para mantener el control sobre las condiciones del caballo, cada día deberemos acercarnos y palpar las costillas y las caderas así nos aseguramos de que no están cada vez más definidas, si fuese así habría que utilizar algún complemento alimenticio.
En el tercer punto encontramos un elemento fundamental, el espacio en el que se resguarda el animal, el establo. Lo cierto es que los caballos sanos son capaces de soportar las condiciones atmosféricas del invierno con el propio calor de su cuerpo como abrigo pero si normalmente le recorta el pelo, es un caballo mayor o la meteorología es dura, es necesario que existan unas cuadras abiertas o un establo donde pueda resguardarse.
Por último, a pesar del frío que se pueda sentir en el exterior, es probable que el caballo no necesite una manta. De hecho, puede hacerle más bien que mal ya que al aplastar su pelo disminuye el aislamiento natural. Pero aún así, si montas con asiduidad al caballo y consideras necesario el uso de una manta, ten varias limpias y de diferentes pesos para que el trabajo sea más fácil. Y cada día durante la estación, comprueba que el caballo no sude ni tiemble a causa de las mantas. Un dato importante es invertir en telas de buena calidad que durarán más tiempo y ahorrarán problemas posteriores.
*Foto. hogarus.com