Los ciudados de marzo para el jardín
El momento en el que las plantas del jardín comienzan a florecer es el indicio del despertar de su letargo y, por tanto, el comienzo de la primavera. Tras diez días inmersos en esta estación, hemos de ponernos manos a la obra y revitalizar nuestro jardín llevando a cabo actividades sencillas que ayuden a que el espacio verde se vea más esplendoroso.
Uno de los primeros focos en los que habremos de centrarnos es la poda. Se empieza con una limpieza completa de las plantas desechando aquellas que no hayan sobrevivido al invierno y retirando las partes de aquellas plantas que estén dañadas o marchitas. Ante la duda de algún brote que pueda recuperarse con la fuerza de la primavera se deja para que ésta lo fortalezca.
Las malas hierbas son, quizás, el trabajo más arduo. Son las encargadas de perjudicar el desarrollo de las plantas y flores de nuestro jardín, por eso debemos conocer dónde están situadas y retirarlas una por una.
Otro de los focos a tener en cuenta es el césped. Ya que las lluvias y bajas temperaturas se alejan, es recomendable trabajar en ello antes de que se superen los 18ºC. Por ello, hemos de humedecer el terreno y contemplar que su altura no sea mayor de cinco centímetros, debemos airearlo cavando y removerlo sin estropear las plantas aledañas.
Tras estos pasos, el siguiente es abonar. Las plantas necesitan más nutrientes para reponerse del invierno, así, cada 15 días se abonará el terreno en el que se encuentren con el fin de que su crecimiento sea el correcto. Muy unida a la acción de abonar está la siembra. En primavera lo ideal es sembrar árboles frutales porque si se hacen en esta época del año tienen más posibilidades de vivir. Sucede igual con plantas y flores, es el mejor momento para dar alegría al jardín ahora que la primavera ha llegado.