El arenero de tu felino, ahora ecológico
La higiene de nuestro gato es uno de los cuidados más importantes y por eso tenemos que dedicar especial atención a su arenero bien si somos neófitos o conocedores de los hábitos del animal. En la actualidad podemos combinar la comodidad del gato y el cuidado del medio ambiente.
En multitud de ocasiones hemos visto el material más usado en los hogares para el arenero de los gatos: la sepiolita -o más conocida como arena de gatos. La sepiolita es un mineral naturalmente absorbente y en forma de pequeñas piedras grisáceas son porosas, por ello se usaros en masa como sustitutivo a la arena. El mayor inconveniente de la sepiolita es que no absorbe el olor de la orina y es la higiene de nuestro hogar la que acaba perjudicada con un fuerte hedor a amoniaco. A pesar de encontrarla en cualquier tienda o supermercado con sección de mascotas, la sepiolita levanta mucho polvo cuando se vierte al arenero y a nadie le gusta crear una nube de partículas en el aire de casa.
Otro material para el arenero es la arena de sílice y su componente principal es el silicato de sodio. A diferencia de la sepiolita este material es sintético, ha sido creado por el ser humano a través de procesos químicos, y por tanto, no es ecológica. Además, la arena de sílice es un producto caro por su elaboración.
Teniendo en mente el cuidado de la naturaleza, la mejor opción es la arena a base de virutas de madera o vegetales. En ocasiones estas arenas han sido tratadas para aumentar su poder de absorción del olor y evitar hedores indeseables. Cuando el fabricante indique que se trata de virutas ecológicas será porque están realizadas a partir de trozos de madera sobrantes, ningún árbol ha sido talado con el fin de conseguir llenar el arenero de nuestra mascota y eso, siempre, es un aspecto a tener en cuenta.
Esta arena biodegradable es respetuosa con el medio ambiente, con toda probabilidad es el material que mejor acapara el olor y su capacidad de aglomeración hace que sea fácil deshacerse de los excrementos. La arena de pino puede tirarse, además, por el váter siempre que así lo indique el fabricante así que la sencillez y limpieza es máxima. Si no fuese suficiente con no permitir que el olor a micción invada toda la estancia, la arena ecológica huele a madera y respeta nuestro planeta y el de nuestro felino.